EL MUSEO DEL PUEBLO SALASAKA
Un grupo de jóvenes voluntarios del pueblo Salasaka, en
Tungurahua, son los encargados de explicar las tradiciones, costumbres y el
estilo de vida de la comunidad. La explicación a los visitantes se realiza al
recorrer cuatro de los cinco pisos del museo del pueblo indígena, ubicado en el
centro de la parroquia del mismo nombre y a 15 minutos de Ambato. Según Whirak
Qhamak, director del Museo Salasaka, en este espacio se representaron las
fiestas del Inti Raymi o conocida como Fiesta del Sol, Paukar Raymi o Fiesta
del Florecimiento, el matrimonio y la confección de tejidos. El hombre de
contextura delgada y pronunciadas arrugas en sus manos explicó que cada una de
las celebraciones están representadas con 50 figuras de barro. Las imágenes
están vestidas con cabello donado por los indígenas, trajes tradicionales y las
huashkas, que son collares decorados con piedras artificiales. “Es un museo que
tiene vida porque no hubo la profanación de tumbas para sacar los objetos o
cerámicas sino donaciones de nuestros compañeros”, comentó Qhamak. El espacio
cultural empezó a trabajarse en el 2000 con el apoyo de 250 personas. El grupo
de indígenas de la comunidad fue el encargado de consultar en libros y
documentos en las bibliotecas de Ambato y Pelileo sobre el pueblo. También se
incluyeron las entrevistas a los ancianos del pueblo e investigadores. En el
2012 se inauguró el museo, en la parte frontal de la plaza central de la
parroquia, con el objetivo de que los turistas extranjeros, nacionales y los
habitantes del sector conozcan parte de la historia. En cada uno de los pisos
se recreó parte de su arquitectura y en forma especial de las viviendas. La
visita del museo empieza con la muestra de fotografías sobre diferentes
acontecimientos que se dieron en Salasaka, desde 1930, tras la llegada de
religiosas y sacerdotes a evangelizar. En los pisos siguientes están las casas
de un piso que fueron construidas con el uso del adobe, carrizo, la cabuya, el
techo con hojas de sigse, madera y el piso de tierra. En cada una de las chozas
se ubicó a las figuras, que tiene el tamaño natural de una persona,
representando a los artesanos que tejen en los telares los tapices, los chumbis
o conocidas como fajas y ponchos. También se ubicó a las mujeres que están
hilando la fibra de las ovejas, elaborando la medicina o sirviendo los
alimentos. Juan Mazaquiza, voluntario de la Comunidad, comentó que la
explicación de las diferentes celebraciones dura entre 20 y 45 minutos. El
joven, que viste un poncho negro largo, sombrero de ala ancha y pantalón
blanco, resaltó que la fiesta de los Capitanes atrajo a cientos de turistas en
el 2015. La tradicional celebración se realiza cada año en octubre y diciembre
para recordar dos hechos históricos: La conquista de los españoles en América y
la participación de los salasakas en la Revolución Liberal de Eloy Alfaro. “Les
explicamos cómo participamos nosotros y la celebramos en esos días. Algunos
visitantes regresan en esas fiestas y pueden compartir y profundizar nuestros
conocimientos”, dijo Mazaquiza. En feriados y los fines de semana se implementó
el museo vivo con la representación de danzantes y banda de músicos. Los
turistas pueden conocer las tradicionales danzas del pueblo Salasaka. Pilar
Masaquiza, guía de la comunidad, mencionó que la cultura y las representaciones
que se exhiben en cada sala son visitadas con más frecuencia por los visitantes
extranjeros.
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